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MI CUENTO DISPONIBLE PARA DESCARGA Y ESCUCHAS GRATUITAS

Mi Cuento es el último trabajo de Pablo Lapeña.  Es una historia de viajeros y bosques, de dragones; es la historia de una travesía. Un rela...

domingo, 18 de diciembre de 2016

PABLO LAPEÑA & HYBRODŌS - NEOXYS: LA NUEVA RAZÓN

Revelación. Recapacitación. Optimización. Despertar. 

Neoxys: La Nueva Razón es la nueva canción de Pablo Lapeña e HYBRODŌS. Una mezcla de estilos en forma de una obra única. Rap, Nu-metal, djent, percusiones y sampleos étnicos que se aúnan y crean un concepto diferente, con una estética y un significado propios. Ciencia ficción, mitología, filosofía, literatura. 



La canción ha sido escrita por Pablo Lapeña sobre la idea original de HYBRODŌS, y ha sido producida por ellos mismos junto con Doctor Sonora, quien a su vez se ha encargado de la grabación, la mezcla y el master.



Este nuevo concepto en forma de canción inédita viene acompañada por una portada y un lyric video, realizados también por Doctor Sonora.

La canción está disponible en todas las plataformas digitales. Escúchala desde Spotify y cómprala desde iTunes.




jueves, 8 de diciembre de 2016

SKL69 & PABLO LAPEÑA: EL VIAJE DEL ALMA

Eduardo Alcober, alias SKL69 y gerente de Estudio Punto de Encuentro, presenta EL VIAJE DEL ALMA, una canción que sirve de adelanto de lo que será su próximo trabajo. Este EP recibirá el nombre de EVANGELION y será publicado el 21-12-2016.

Portada de Evangelion
SKL69 es un veterano de la escena, con trabajos publicados en solitario (Mi Espejo Roto, Con La Verdad Por Delante) y con sus grupos Visto Para Sentencia y Punto De Encuentro. En esta canción colabora con el artista PABLO LAPEÑA, quien recibiera el premio a JOVENCÍSIMO TALENTO en el Certamen de Jóvenes Creadores de la Com. de Madrid y fuera seleccionado para presentar su último trabajo en FESTIMAD 2016, entre más de 700 participantes.

La canción ha sido escrita por Pablo Lapeña y Eduardo Alcober y producida por Jayder (Murcia Finest). Además, viene acompañada de un lyric video realizado por el propio Pablo Lapeña.

Evangelion llega el 21 de diciembre. El viaje empieza hoy.
Eduardo ´SKL69´ Alcober & Pablo Lapeña.


miércoles, 16 de noviembre de 2016

EL CÍRCULO DORADO DE KASE.O

¿Qué podemos decir de El Círculo que no se haya dicho ya? La red está llena de entrevistas, reseñas y críticas de la nueva obra de Kase.O –considero la de Versos Perfectos  la mejor con diferencia-, la inmensa mayoría de los conciertos de la gira han hecho sold out y las diferentes opiniones no han dejado de llover desde el minuto uno. No es para menos. Semanas después de que viera la luz, una vez ha pasado el tiempo para necesario para asimilar su llegada y verlo con una mínima perspectiva, me decido a compartir con vosotros algunas reflexiones al respecto. 

El rasgo más destacado del disco durante su larguísima promoción ha sido el carácter personal del mismo. Kase.O se quita el uniforme de dios del hardcore y Javier adquiere más protagonismo. El propio Ibarra se ha hartado de repetirlo y nosotros nos hemos hartado de escucharlo. Ahora bien, detrás de esta premisa, ¿qué hay detrás de todo esto? ¿Qué secretos guarda el camino que recorre Kase dentro de su vergel circular? 

La ilustración de la portada ha sido realizado por Pedro Rodríguez sobre la idea original del propio Kase.O
El Círculo tiene un contorno que ha sido definido por el propio Ibarra en su mayor parte pero no en su totalidad. Estoy seguro de que las cuerdas que abren la introducción del disco van a resonar en las cabezas de muchos oyentes durante muchos años, como ya lo hacen los samples de R de Rumba en los trabajos de Violadores del Verso. Y aquí presentamos el segundo nombre propio al que debemos hacer referencia: Gonzalo Lasheras, la sombra creativa de Kase.O, la mano que ejecuta tras el cerebro pensante. Las producciones que firman ambos son minimalistas en su inmensa mayoría y se basan en un abanico de sonidos clásicos, de forma que bombos, cajas, bajos y sintetizadores van girando en órbita alrededor del MC y sus versos. La estética de El Círculo es lo suficientemente desahogada como para que el protagonismo principal recaiga en las estructuras y en las rimas de Ibarra; es en sus versos y en sus flows en los que se apoya la música y no al revés. Para conseguir esto de forma satisfactoria, el rapero en cuestión debe ser lo suficientemente bueno, variado y dinámico durante 70 minutos como para evocar todas las imágenes y sentimientos que la música simplemente se encarga de reforzar. Es protagonismo y a la vez autoexigencia. Pero también las producciones deben ser tan decorativas como sólidas, deben ser al mismo tiempo la base y el adorno para las rimas de Kase.O. Ahora bien, como creador del disco, ¿lo consigue? 

La respuesta a esa pregunta depende de los gustos del oyente. Es así de sencillo. En mi caso, la primera vez que escuché Esto No Para no se me iba la sonrisa sádica de la cara. El cuello se me movía solo. Aquí es donde entra en juego un factor más que hace la circunferencia de El Círculo más amplia todavía: los productores con los que Kase ha contado en su obra. Cashflow es uno de ellos. El productor miembro de Grand Groove falleció hace ya unos años y el hecho de que su nombre esté entre los productores de este disco es reflejo no sólo de la calidad de su trabajo, sino también del legado que dejó pese a su corta edad. Otro nombre propio es Crudo Means Raw, probablemente uno de los mayores responsables del trabajo que Ibarra ha estado haciendo en Colombia, y responsable de la producción de Pavos Reales y del Outro. Añadimos a El Arkeólogo en Yemen, uno de los misiles del disco que de forma inevitable recuerda, con sus largos párrafos interminables cruje-nucas, a canciones que tanto hemos disfrutado como Pura Droga Sin Cortar o Trae Ese Ron. También Teórico en Guapo Tarde, Juez One en la co-producción de Triste y de Repartiendo Arte –donde se apunta también Juan Rodríguez Berbin- y Big Hozone en Viejos Ciegos –mira la review que hicimos de su último disco, no seas vago-. Y por supuesto, el productor y Dj de Violadores del Verso R de Rumba, que mete mano en Amor Sin Cláusulas y produce enteramente la colaboración con los propios Violadores: Rap Superdotado. 

El resultado es un sonido conexo pero para nada simple. Hemos dicho que Kase ha presentado su obra como enteramente personal, en la que se quita el traje de superhéroe para dar paso a la persona. Sin embargo, tanto en la Intro orquestal como en Yemen, Quieren Copiar, Pavos Reales o Booty Song encontramos al Kase.O que tanto nos gusta: el bestia, el que escala tan alto al pronunciar su nombre que sufre vértigos al mismo tiempo que lee el futuro de sus competidores en la espuma de su pis. (Personalmente, me llama la atención que cuando hace cinco años se publicó el disco de Kase.O & Jazz Magnetism, se comentó precisamente que Kase había optado por incluir en el largo las canciones más íntimas y existenciales de su repertorio. Es una mera reflexión que os dejo aquí, simplemente). 

Lo que está claro es que ese ego inconmensurable no es sino la sombra de un Javier Ibarra que ha lidiado durante toda su vida con su opuesto; con unos fantasmas que le hacen replantearse su propia conciencia, su valía y su condición. “Tengo que aprender a aprender a pensar”. “¿Valdría de algo volver a nacer? No sé, quizás quisiera no ser”. Javi duda de sus propias dudas. El miedo, la inseguridad y los complejos están narrados por el propio Ibarra de forma cruel. Guapo Tarde, sin ir más lejos, me parece una canción dolorosa; quizá por esa cercanía que desprende, que nos permite entender no sólo la figura del Javi más humano, sino también cuáles son los cimientos del Kase.O todopoderoso y soberbio. 

De este modo, los hilos se conectan de forma que muy pocos esperábamos tratándose de un disco de Javat. Lo primero que pensé cuando escuché Viejos Ciegos, por ejemplo, fue algo parecido a “cuantísimo tiempo he pasado sin escuchar una canción como esta”. Estructuras de escándalo y rimas escandalosas, gamberradas, ingenio y humor a partes iguales por parte de Xhelazz y Sho Hai. En el caso de Pavos Reales, la resumiría en una palabra: colores. Plumajes coloridos en párrafos tropicales, desérticos y costeros de Mcklopedia, Shabu y Hermano L respectivamente. El desparpajo de No Sé Qué Voy A Hacer, los sonidos frikielectrónicos del interludio Quieren Copiar, o las expectativas de Rap Superdotado forman un conjunto de componentes que a mi juicio hacen el disco adictivo, y que cobran mayor sentido para el oyente en el momento en el que los relacionamos con la figura humana que hay detrás de la obra. Un hombre enfadado y triste, sí, pero también un hombre enamorado. 

La instrumental etérea de Amor Sin Cláusulas evoca en mí suspiros profundos y sonrisas tibias. El doble tempo y el bajo de Mitad y Mitad es capaz de sonrojar a cualquiera, y la voz de Najwa es un cuchillo en la sien. Y Mazas y Catapultas… Fuera deliberado por parte de su autor o no, todo el mundo ha estado opinando sobre este disco, y Mazas y Catapultas es uno de los motivos. Para bien o para mal, nos ha descolocado a todos. Opiniones personales aparte, no puedo evitar acordarme de Lágrimas Negras, el álbum de Bebo y El Cigala, cuando escucho esta canción. Esas percusiones a medida con cada sílaba, junto con el piano que las acompaña, forman una mezcla entre flamenco y jazz tan bizarra y exótica como arriesgada. Sí, el riesgo es patente y latente en El Círculo, pero que nadie se equivoque: el único motivo por el que esto es así queda claro y conciso en la Introducción –y parece que mucha gente todavía no se ha enterado de esto-: “Sed bienvenidos a este Círculo, en el que hago lo que me sale de los huevos”. Personalmente, Mazas y Catapultas me parece tan valiente como única. Muy poca gente dentro del rap patrio podría haber hecho una canción así. A mí me encanta. 

Y llegamos al colofón. El túnel. La estatua. La herida. He hablado con algún que otro amigo mío qué es exactamente lo que tiene Basureta para afectarnos tanto y, personalmente, no he llegado a ninguna conclusión. “No puedo escucharla tío, sencillamente no puedo; me pone súper triste”, me decía. ¿Es empatía? ¿Es la depresión que Javi sufrió en Colombia tan fiel y cercanamente recreada que nos hace empatizar con él hasta ese punto? ¿Es mérito suyo, o es debilidad nuestra? Escucho esta canción y pienso en mi madre abrochándome el abrigo. Pienso en mis amigos; hoy que están lejos, pienso en qué pasaría si se van, si me los quitaran. “Nadie puede robármelos, nadie puede robarme aquellas tardes”, me digo a mí mismo, mientras pienso que, definitivamente, estos son unos tiempos jodidamente raros. 

Tiempos en los que amo abstraerme. Cuando Kase.O publicó el año pasado Previo, el maxi precedente a El Círculo, a todos nos pilló a contrapié la canción Repartiendo Arte. Tengo en casa pendiente de leer “De lo espiritual en el arte” de Kandinsky, pero eso no me ha impedido elaborar mis propias conclusiones de una canción que podría ser un tratado filosófico en sí misma. Un mundo donde el creador, el artista, puede dar forma a sus impulsos. Donde la percepción de la perfección varía y cambia, donde las estructuras líricas y arquitectónicas son articuladas por un arquitecto a voluntad, en un espacio donde las referencias se pierden. Kase habla, tal y como lo interpreto, de una esfera paralela, la cual explora como un astronauta que se asoma al espacio exterior sujeto con un cable que le mantiene conectado a la nave. Al mundo real, físico y concreto. Y precisamente, ese “hilo de Ariadna” acaba rompiéndose, de forma que Javat se pierde en ese inmenso laberinto artístico para siempre… Pero, ¿cuánto tiempo dura? ¿Cuándo acaba un siempre?

Supongo que la respuesta a esa pregunta es indefinida, como indefinido es el principio y el final del círculo. En minúsculas. La virtud de este disco, más allá de todo el ruido que se ha generado a su alrededor por diversos – y controvertidos- motivos en los que no vamos a entrar, es que gira en torno a una serie de conceptos y estilos que se complementan unos a los otros. Y son ideas, sentimientos y evocaciones que, si bien han sido creadas con un viaje, un objetivo y una depresión de por medio, son inevitablemente atemporales. Ese es El Círculo; en mayúsculas. La lealtad a sí mismo es la que ha hecho a los mensajes de Javier Ibarra atemporales y eternos. Ajeno a gustos ajenos. Y aparte de todo esto, podemos decir que ha superado las 20.000 copias vendidas, y que esa aceptación, ese ego, ese indiscutible ejercicio de autoconocimiento y superación, a día de hoy tiene forma de disco de oro 

Tal y como yo lo veo, el escarabajo que aletea en la cabeza de Kase.O no ha formado un disco que cambie el juego. En absoluto. El planeta rap sigue girando en su misma órbita; El Círculo no ha cambiado ni va a cambiar eso. No, Javier Ibarra no ha hecho un disco que cambie las cosas. Ha hecho un disco que cambia a la gente.


jueves, 1 de septiembre de 2016

SE VAN A ENFADAR (EL TONTO Y LA TONTA) - LETRA-



Rubén Conde: Y el premio al mejor álbum de coplas y fandangos es para... ¡Pablo Lapeña!
Pablo Lapeña: ¡Gracias, muchas gracias! La verdad es que no me había preparado nada, pero el caso es que...


Me identifico más con catedráticos de historia en un coloquio
Que con tus compis del barrio fumando en un banco;

Obvio, chaval te planto aquí mi soliloquio
en watios;
soy voz en off del patio,
socio, fluyo despacio.
Vacío negocio: el odio por ocio,
rocío con ríos de flow frío tu show de críos inocuos.
Tu cráneo machaco como Di Caprio
Soy agrio y ávido, templos de Abidos: ¿oyes los látigos sonar?

Di el discurso en mi graduación de instituto
y si vuelvo por allí me saludan 4: no me puedo quejar.
Si algo he aprendido es que al decir las cosas claras
sois como un penalti: muy fáciles de provocar.

Y no, a mí no me va a decir un ránking rancio
 qué música escuchar
Eso es para ti, para partir, para partirte en dos
Aunque sí que te veo como el tonto del gremio
diciendo en tu nuevo disco que el rap español ha muerto, campeón.

Impotente peón, planto pinos mejores que tus poemas de párvulos.
En este arduo arte de
hacer cráteres,
A cretinos incrédulos manso al váter, ¿ves?
Pierden los nervios y los fundo.

Llámame Galactus, me meriendo tu mundo
Me llaman rapero y yo lo dudo,
Aunque sí que prefiero que mi nombre esté en tu ipod 
antes que sobre el dorsal de tu equipación de fútbol.

Yo soy el boss como Bruce,
oyes mi voz como luz,
puedes rezar
al mihrab o a la cruz; hermano,
vivir a la altura sale muy caro
pero tienes un problema si tu coche come más que tú

Y si te tragas tu moral 
lo más probable es que engordes,
lo digo por aquello de que es doble.
Por la libre expresión,
pero si Violadores del Verso se hubiera creado hoy 
los tacharíais de machistas por el nombre.

Ahora corre, comenta por Facebook que estoy más guapo callado
y que la mierda que digo aquí no procede.
Y luego te veré poniendo arrobas porque "el lenguaje es machista, ¿no?"
Me encanta cómo se ofenden

esos cerdos de Circe,
hacen de la igualdad un circo
y lo venden,
lo he visto:
leen a Reverte y se encienden
y gastan su tiempo en una nueva disputa;
es preocupante (sí?):
por lo poco que me preocupa.

Y ya he llamado la atención de esos poetas de Twitter
con faltas de ortografía en sus venerados escritos.
Mira, mi escroto parió versos más bonitos
Sois como vídeos de Playground:
noticias masticada para los tontitos.

Leo a Stefan Sweig, Kendrick Lamar en mis cascos,
aquí no llegáis, la batseñal en mi ático.
Esto es España, ¿lo ves?
Hay pasta para radares de tráfico pero no para tu beca de i+D.

Es así,
Instagram censurando a Conflictivefatkid, 
mira lo fácil 
que te chapan el chiringuito.
Al igual que tu monitor del gym
cantando el hit que suena en el ejercicio
esa mierda debería ser ilegal, ¿me explico?

Pablo Hasel, qué nos vas a contar:
reminiscencias al declarar
en la Audiencia Nazianal,
y todo Mientras oigo en la radio una canción que exalta el abuso sexual:
-Piki piki piki piki 
-Bam!! Bam!! Bam!!!

Lo dejo ya, antes de que comentes tu opinión experta
recuerda que toda esa mierda a mí me conviene.
Aquí critica lo que denuncia el artista
el mismo necio que corta el árbol para ver cuantos años tiene.

Lo puedes decir.
Lo puedes callar.
Saliendo de ti
les va a sentar mal.

Se van a enfadar.

Lo puedes decir
Qué importa al final
si lo que duele
siempre es la verdad.

Se van a enfadar.


P-Gracias, gracias, de verdad, muchísimas gracias a todos los asistentes, es un auténtico honor... 

R-Disculpe señor, pero para ser políticamente correcto debería hacer uso de un lenguaje inclusivo, puesto que el uso genérico del masculino no permite la visibilidad de la mujer. 

P-¿Qué? 

R-Que lo correcto sería decir "muchísimas gracias a todas y a todos".

P- ¡Ah! Emm.. Muchísimas gracias a todas las asistentas y a todos los asistentes. 

R-No, no, no. "Todas las y todos los asistentes". 

P-Muchísimas gracias a todas las y a todos los asistentes, es un honor haber sido seleccionado por estos honorables miembros del jurado...

R-Ejem...

P-¿Por estos y estas honorables y honorablas miembros y miembras de este jurado y esta jurada?

R-¡Pero qué tontería está diciendo hombre! Ahí no es necesario hacer el cambio, sería "por estos y estas honorables miembros del jurado." Si se llamara miembros a los hombres y miembras a las mujeres, habría que empezar a llamar miembros a los brazos y miembras a las piernas. Qué cosas... 

P- Vale, bueno... Y a todas las y todos los artistas participantes y participantas, 

R-No, no. "Todas las y todos los participantes".

P-Mire, voy a empezar otra vez. Muchísimas gracias a todas las y todos los asistentes, es un honor haber sido seleccionado por los y las honorables miembros del jurado. También quería dar las gracias a todas las y todos los artistas participantes; antes nos hemos estado felicitando los unos a los otros en el camerino y... 
Nos hemos estado felicitando los unos a los otros y los unos a las otras y las otras a los unos y las otras a las unas en los camerinos, y eso demuestra que la música nos hace hermanos; como músicos, podemos... 
Que la música nos hace hermanos y hermanas, y como músicos ¿y músicas? podemos llegar a esos niños y niñas y ayudarlos y ayudarlas a alcanzar sus sueños. ¡Por ejemplo yo! Mi sueño era colaborar con Bertín Osborne y ahora lo he conseguido! Todo niño y toda niña necesita seguir el rastro del héroe y de la heroína a la que tanto fervor profesan, y nosotros y nosotras podemos hacer que lo consigan. La música no sólo consiste en hacer el ganso y la gansa en los videoclips, y nosotros y nosotras somos los y las responsables de que llegue a los y las oyentes para que se sientan inspirados e inspiradas, motivados y motivadas, y capaces y capazas... 
Y capaces. 

R-Ahora sí que has hecho un discurso políticamente correcto. 

P-Joder, y yo que creía que por hacer, sólo había hecho el tonto. Y la tonta.

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Escucha la canción aquí.

SE VAN A ENFADAR (EL TONTO Y LA TONTA)

Después de casi año y medio desde que se publicara Mi Cuento (el cual podéis escuchar aquí) y de un videoclip que no contó con las visitas mínimas para ser reportado por la mayoría de los medios especializados del país, Pablo Lapeña publica una canción inédita: Se Van A Enfadar (El Tonto y La Tonta).


La canción cuenta con la colaboración especial de Rubén Conde Rubio, ha sido producida por Erick Hervé y grabada, mezclada y masterizada por Triple A en Triple A Estudios. Podéis escuchar la canción en esta misma página y descargarla a través del perfil de Soundcloud de Pablo. Además, podéis echar un vistazo a las letras de la canción aquí


jueves, 7 de abril de 2016

CUÁNTICO CUENTO (POR BRUTHALMOHICAN - HYBRÖDOS)

Quiero compartir con vosotros un escrito que me ha hecho llegar un gran artista y amigo: BruthalMohican, alias Hybrödos, alias Jay. Este tiarrón de metro noventa ha escrito el texto que aquí os traigo basándose en Perdido, séptimo track de Mi Cuento. Lo que vais a leer a continuación entra dentro de las historias que Jay va publicando en sus redes sociales mediante pequeños fragmentos, una ciencia ficción tan intelectual como épica desarrollada en un macrouniverso conceptual y futurístico. Es un auténtico honor para mí ser la inspiración de sus relatos y formar parte de su mundo. Aquí os lo dejo para que lo disfrutéis, junto con la propia canción.

Podéis seguir a Jay y todo su trabajo a través de su Instagram y su Twitter. Además tenéis disponibles más fragmentos de sus historias en su propio blog personal: El Bastión-Córtex de Andrómeda.

"Antología de los Nuevos Corsarios." 

Volumen II. Vigesimoquinta Edición. Abril de 2476.
Autor: Cuántico Cuento. Intérprete de Textos y Mapas de la tripulación particular de Verso. 

<< La última ley que me quedaba romper era la de la gravedad. 
Y es que estaba en órbita grave en tu cintura y a la suya mi lealtad. 

Porque ya era prófugo de otros límites criminales, 
como los de tus manos, tu boca, tus piernas y tus andares. 

Y me he posado en mil superficies embriagadoras y exóticas, 
y ninguna como la piel de tu espalda o las olas de tu pelo, tan fieles e hipnóticas. 

Navegando los dedos por hologramas y teclados, 
siempre pienso en matar puerto en tu cintura y en cada uno de sus lados. 

Puedo perderme en los caminos de entre tus labios y tus labios, 
y ver así las únicas estrellas que no vería nunca desde otros navíos. 

Y escribo desde Verso, nave preñada de contrabandistas y de corsos. 
Lejos siempre es donde es desastre tener separados nuestros torsos. 

'Busco el terror enterrado bajo ruinas de renglones. 
Siendo reina en mi retina, de mi imperio y sus legiones'. 

Los portales que surco son puertas donde nunca estaremos, y son testigos de los besos que, algún día, siempre nos daremos >>. 

La canción en la cual Jay se ha basado para escribir esto es Perdido. La producción corre a cargo de C´MON! Puedes escuchar el trabajo entero a través de esta misma web. Get over it! 




lunes, 4 de abril de 2016

EL VIAJE DE MEDIYAMA

Sabía lo que venía pero, inevitablemente, cuando el telón se abrió por segunda vez en la noche me costó reaccionar. Las luces dejaban en la sombra a una figura grande, corpulenta, situada justo en el centro del escenario. Tardé un par de segundos en darme cuenta de que era Mediyama el que se mantenía en pie, enfrente del público, con los rayos de luz pasando sobre él, en una imagen teatral, barroca, casi bíblica. Las piezas del puzzle encajaron cuando vi a los otros tres tíos que le guardaban las espaldas: Hose, Héctor G. Roel y Dj Mesh.

Foto de Mediyama el pasado 2-4-16 en el susodicho concierto. Foto por Aury de Cruz.
Podría hacer una crónica de la fiesta que tuvo lugar en Madrid esa noche. Medi actuaba tras Fab y Nova Mejías, y precedía al pez gordo: Piezas, que presentaba su Melancholia. Pero no, hoy no voy a escribir sobre eso. Esto no va de crónicas ni de reseñas, sino de compartir con vosotros la figura de un tío que pone un gorila como portada de su disco en solitario y que se considera a sí mismo como la versión joven de Goyo Jiménez.

¿Quién es este individuo? La inmensa mayoría del público lo conoce por ser miembro varias formaciones, como Hydra –un grupo que mezcla el rap con varias formas de rock duro- o Res Non Verba –rap hardcore donde los haya con todo lo que eso conlleva, Neurosis es su último trabajo-. En añadido y mayor medida, la gente lo conoce –servidor incluido- por ser el corista de Rayden en sus giras, desde que empezara a sacar discos en solitario con Estaba Escrito. No me merece la pena, ni el tiempo, ni el espacio desmentir la suposición de que Mediyama vive bajo la alargada sombra de Rayden y sus fans. Medi no va por ahí. Este escrito tampoco.

Mindfuck, su disco en solitario, salió en 2015 (hablamos de él en la review sobre los trabajos que más escuché en ese año, check it out). Habiendo escuchado su curro con Res Non Verba e Hydra, la expectativa que puede generar el disco es clara: guitarras machaconas, agujetas en el cuello, gritos, hardcore, canciones bestias, cristales rotos para acompañar la cerveza… Mindfuck me sorprendió en su día por ir más allá. Mediyama amenaza susurrando, pero cuando grita, machaca y demuele. En una mano, un concepto y un sonido arriesgados. En la otra, la versatilidad y la elegancia del que conoce el juego a la vez que a sí mismo.

“Hoy vais a ver, por primera vez, el concepto que tenía en mi cabeza para presentar Mindfuck. Olvidaos de todo lo de fuera, hoy toca sentir”, nos dijo. 
¿Sentir el qué? Pues para empezar, una voz. Corrijo: la voz. Para los que estamos acostumbrados a rondar por los escenarios –arriba o abajo, da un poco lo mismo- es muy fácil reconocer quién sabe hacer determinadas cosas. Cuando el jodido Mediyama se pone a soltar ladrillos verbales saltan a la vista las tablas, el tiempo, la formación y el trabajo que ha dedicado a aprender a manejar su voz a hacer gárgaras con lava incandescente.

Yo tengo una teoría. Bajo mi punto de vista, Medi es el corista perfecto. Me explico. Para el cantante principal –Rayden o Camilo Sesto, da lo mismo-, contar con Mediyama como corista debe ser un lujo. Es un tío de garantías que no te va a fallar una frase –lo sé, lo he visto-, pero que además tiene presencia, tanto física como musical: no se va a quedar como un pasmarote en la parte de atrás del escenario, a lo que suma un chorro de voz y una técnica vocal de espanto. He aquí el problema: cuando el propio Mediyama es el cantante principal, es jodidamente complicado que no eclipse al resto del escenario por completo. Medi apenas se mueve por el stage cuando rapea; gesticula mucho, sí, pero no se da largos paseos. No le hace falta; es imposible quitarle la vista de encima cuando te está soltando en la cara el gorgorito de turno. 

Por eso quiero aprovechar para reconocer desde aquí la inmensa labor de Hose, de la H Suena, que no sólo no falló una nota coreando a Medi, sino que complementó al ya de por sí complementado. Se nota lo fino que estos tíos han tejido los hilos en cada movimiento ahí arriba. Por desgracia, no se aprecia igual de bien lo difícil que es conseguir ese equilibrio.

Sigo con Mesh. Hace algunos años, cuando el tío contestaba preguntas por Ask a través de su Twitter, le pregunté (pregunta, freak, pregunta!) cuál había sido el punto de inflexión que le había hecho convertirse en uno de los mejores Dj´s de España. Me contestó diciéndome que no se consideraba como tal. Pues bien, querido Jorge, si no lo eras entonces, mucho me temo que ahora sí lo eres. Te doy argumentos: los scratches de la intro de Mindfuck no son ni medio normales. Los de Magia Blanca no son ni medio normales. Los que te marcas en directo, tampoco, y mi cuello lo atestigua. Estoy seguro que eres capaz de enumerarme todas las virtudes que debe tener un gran DJ, igual que estoy seguro de que no eres capaz de decirme ninguna que no poseas –salvo lo de ser calvo y salir en Telecinco con el Dj Hero-.

Tanto Rayden como Mediyama han cambiado mi concepción de un directo de rap. “¿Y qué pinta Rayden aquí?”, pensaréis. Muy sencillo: Rayden, en su En Alma y Hueso, fue el que se sacó un conejo de la chistera. Un conejo enorme, con sombrero, frondosa barba negra y unas guitarras jodidamente molonas que toca como los ángeles mientras su cara permanece invariablemente estoica: Héctor García Roel (y me santiguo mientras lo escribo). 
Más allá de las innovaciones en las producciones musicales –no voy a ponerme a alabar todo, que luego alguno me tachará de pelota o de interesado-, la forma en la que Héctor se sube en las instrumentales con sus guitarras es algo que quizá no es nuevo, pero que funciona como pocas cosas lo hacen dentro del rap. Soy de los que dicen que cada concierto de Rayden (o de Mediyama, como es este caso) habría que verlo dos veces: uno mirando al cantante en cuestión, y otro viendo cómo Héctor toca o deja de tocar, cómo mete un acorde, un armónico, un punteo, o un chirrido de guitarra en el momento preciso.

"En tu cara escupo Mindfuck"
Como músico, Mediyama es un concepto en sí mismo. Ese concepto ha sido llevado al plano musical por gente como Héctor, y al audiovisual por gente como (el genial) Dan Barreri. Tal y como yo lo veo, Mediyama no crea Mindfuck, Mediyama es Mindfuck. De esta forma, a la hora de presentar ese concepto  en directo tienes un viaje de sensaciones basado en los tres pilares maestros: Hose, Mesh y Héctor. Sobre ellos está la reflexión de 4:35, o la frenética Parásitos, de forma que se alcanza el clímax cuando Siete, Seven, Puto Siete o como le queráis llamar sube para cantar Oasis. Qué animalicos. La imagen de los tres MC´s, Siete, Medi y Hose, cantando a todo pulmón sobre las guitarras de Héctor en el estribillo de la canción tardará mucho tiempo en huir de mi memoria. Apoteósico es la palabra. Una catarsis absoluta, una ejecución perfecta; me recorrió cada víscera. Como Insensibles: la culminación, la explosión final, lo que acaba de demolerte por completo.

Para mí, sin embargo, el  directo de Mediyama es algo más que todo eso. Y aquí entro en el terreno personal. Lo resumo en un único término, en la que a mis ojos es la mejor canción de Mindfuck: Nebulosa. He visto esta canción tres veces en directo. La primera fue en forma de lo que creo que recordar que era una acapella, en la gira de Rayden de Mosaico. La segunda, en un concierto de la gira de En Alma y Hueso. La tercera fue el sábado, como ya os he dicho, por primera vez en una presentación íntegra de Mindfuck.

Nebulosa es la única canción de rap que he visto en directo que ha hecho que los ojos se me empañen con riesgo de derramar las lágrimas. Dos veces. No sé si es la producción de Rayden, la letra de Medi, o cómo hacen que la canción crezca en el soliloquio final con un Mediyama completamente ido, gritando como si no hubiera mañana cada sílaba, como si le ardieran por dentro. No sé, de verdad, por qué esa canción me transmite tanto. Pero las dos veces que la he escuchado íntegra me ha pasado lo mismo: me quedo mirando con la boca medio abierta, incapaz de moverme, con los pelos de punta, sintiendo cada jodido compás de la canción inundar mi cuerpo mientras se forma un nudo en mi garganta y los ojos se me llenan de yonoséqué. Y me dan ganas de cerrar los ojos y sumergirme de lleno en lo que mis oídos me traen, pero a la vez no puedo cerrarlos, porque Mediyama parece morir cada vez que llega a la parte final.

En la presentación del pasado sábado viajé en cada matiz, cada entonación, cada grito, cada punteo. O lo que es lo mismo, cada gota de sudor de la frente de Mediyama. El que se supone que es el eterno escudero –lo siento, la metáfora de Sancho Panza no la pienso hacer- se coronó haciendo honor a sus virtudes y a los que le rodean. Ojalá Mindfuck contara con una gira propia, porque vaya si la merece. Un concierto de dos horas de esa mierda nos reduciría a cenizas a todos.

Y de ahí, sólo volveríamos a arder. Porque, como artista rodeado de artistas, Mediyama te hace viajar, y seguir el rastro de la magia entre sus gritos, mientras él, simplemente, se limita a hacerse infinito entre las luces. 

miércoles, 3 de febrero de 2016

THE BLUES, DE JUANCHO MARQUÉS Y EL HOMBREVIENTO

"Mitad hombre mitad carne muerta." 
Un Leviathan llama a la puerta de Juancho pidiéndole pasar. Pero, como él mismo nos viene transmitiendo desde Domenica, su tiempo está en una muñeca ajena. Él, que hace las veces de atlante y poeta -si acaso no son lo mismo- está concentrado andando sobre un fino alambre, viviendo en ojos ajenos. La diferencia entre un rapero y un poeta probablemente resida en el amor propio. Juancho es punto de partida y de encuentro para su ego; no teme a la muerte, ha vivido con ella. Si las palabras sinceras no son elegantes, el disco entero de The Blues es una mentira. Es un plato crudo y natural de alta cocina, confitado por la mano magistral de El Hombreviento.

Él es el otro protagonista de esta historia. El Hombreviento es un violín que siempre llega puntual al compás adecuado para que se nos erice la piel. Es un sintetizador que te recorre cada milímetro del sistema nervioso. Como todo productor, es arquitecto. Como todo músico, es matemático. Es un hombre del Renacimiento, un brujo que remueve su caldero del que parece sacarse discos enteros como si nada. No he dejado de vivir en los días del barro desde que llegaron a mis oídos.

Jere y Juancho tienen otros planetas que orbitan a su alrededor. Cheb Rubën nos concede un último baile, detrás de los aplausos y de los gritos; un baile con la muerte en el que cada paso es una grieta más en el mármol de su (nuestra) integridad. Ahora dime, ¿te mereció la pena, Rubën? A nosotros, los oyentes, nos es jodidamente fácil rendir ofrendas a los escombros de tu estatua.

Dj Kaplan nos rasca la espalda, justo donde pica, y nos mantiene alerta. El jovencísimo G. Fernández pone el sparring con el que Juancho entrena, reivindicando su fe a cada hostia, quitando el tejado sobre el que llovían las piedras con forma de reproches. Alberto Rock -ave!- muere en París, Juancho ama en el Vietnam que es la discoteca, con la mirada perdida en otros ojos. Son un espejo en el que me veo cualquier sábado, cansado, riendo en la oscuridad, pidiendo que te quedes aquí, conmigo a dormir... 
Y cuando me doy cuenta es tarde, y me caigo en mi propia cárcel. Tengo que encerrarme, entre restos de semen y trozos de pizza; no puedo salir hoy, no puedo dejar estos pensamientos cerca de cualquiera. Por eso creo en la caída, una caída en mitad de un inmenso y cálido abrazo que me da Phoenix Jauman con su saxo ronroneante, casi tierno.
Después de que el macarreo de Sule Benz exprima la belladona, la voz, la maravillosa voz de Gata Cattana me lleva al siglo XIX, a los jardines de Arabia y al olor a tierra mojada... ¿Cómo puede ser el inevitable retorno a la tierra tan sumamente dulce, Gata? ¿Cómo lo haces?


The Blues fluye con una ida y venida constante de sus componentes, de forma que estos se alinean por momentos en una proporción áurea, perfecta, haciendo que el mundo arda de pura pasión y sentimiento mientras Juancho lo contempla sentado bajo un árbol, tocando la lira,
con sus sobras a sus pies, mientras Dj Taktel nos susurra que no, que no hay nadie como él.
Kaplan, del que ya hemos hablado, es el último vértice del triángulo responsable de The Blues. Su logística se aleja de las alturas y da luz a un templo hecho con basura, en cuyos frisos encontramos un estribillo delicado, íntimo y arriesgado. Ahora necesito saber por qué estoy luchando. ¿Alguna vez te has levantado? ¿Alguna vez has...?
Es con una pregunta a medio formular que llegamos a la nota de silencio que corta el aire. Tosko la toca para nosotros, Juancho la cultiva en sus campos y nos lleva de la mano hasta el final... Que resulta no ser tal. 

El final de The Blues se revela como una esfera que gira cambiando la pendiente, una canica en movimiento que impacta en otras; un efecto mariposa desde el final al principio y viceversa, desde la zona de confort al vacío, desde los mitos y sombras que supone el no saber quien eres, a la mente colapsada de una chica que, sentada desnuda en el borde de la cama, no sabe qué hacer.
Se lleva una mano a la cara, y no sabe si el dolor de cabeza es por culpa de la resaca o por la incertidumbre que siente al mirarse al espejo. Se diría tantas cosas, si tuviera el valor... 
Medios metros que se transforman en diez fronteras de quien quiere, incluso de sí misma, para encontrarse sola en una cama, llena de grietas y parches, pensando en quién se marchó, en quién está arriba brillando, en esa puta incertidumbre perenne que recorre cada poro de su piel. Ella es delicada y a la vez innavegable, demasiado profunda para cualquier leviathan. Está llena de contradicciones, de miedos, de matices, pero siempre en bellísima proporción. La poesía de sus ruinas es el auge del imperio de su tristeza y sus dudas; tiene siempre más claro sus resoluciones futuras que los tropiezos pasados. 
Es un violín, un sinte, un saxo, un verso, un scratch. Es oyente, músico y música. Ella es una obra maestra. 

Ella es The Blues.

domingo, 31 de enero de 2016

PERO

Eres un tío inteligente, ¿a que sí? La gente suele decírtelo, llega un punto en el que te lo crees porque oye, quizás ni siquiera llegues a serlo, pero el caso es que el mundo está lleno de personas no-inteligentes con la que sabes que no tienes nada en común. Así supones que debes serlo. Eres inteligente porque eres inquieto. Y considerado. Y te gustan los retos, salir de la puta zona de confort: 
-Mira, de verdad, no quiero quedarme aquí. Me gusta, estoy cómodo, pero eso mismo es lo que me preocupa, quiero salir fuera y hacer otras cosas; ¿no ves que soy un tío inteligente, inquieto, considerado y al que le gustan los retos? Conducir con las dos manos en el volante no me va a producir ninguna emoción en mi vida, tengo que hacerlo con una. Tengo que. Por mí y mi vida.

De vez en cuando, cuando la soberana gilipollez que ocupa tu mente en forma de idea de mártir y de hombre sensato se oculta por alguna nube que casualmente pasa por allí, sientes verdadero disgusto. Entonces intentas recoger todos los frutos que han germinado bajo los rayos de ese sol hipócrita (inteligente, inquieto, considerado y soberanamente soberbio) para saber en cuál de los miles de andenes de tu cabeza va a parar el tren con destino "No-sabes-dónde-vas-pero-aquí-serás-feliz". 
Porque, te lo repito, eres un tío inteligente, y has aprendido a coger trenes aleatorios sólo por el placer de ver el paisaje y no tanto por dónde acaben su trayecto. Pero. 

-Dicen que todo lo que digas antes de un "pero" no tiene validez. 
-Pero. 

El caso es que a veces la cama no es balsa, es pozo. Y sientes, ingenuo inteligente inquieto, cómo te tragan las sábanas; cómo el colchón se vuelve una masa blanda e inestable que te mece en un movimiento que te produce nauseas, provocado por toda la mierda que intentas dejar fuera la en-un-principio-mullida almohada. 

A veces, esos trenes van en círculos y no en líneas rectas. 

Así que tú, que eres un tío inteligente, concluyes que estás jodido. Y lo mejor de todo es que no dejas de tomártelo como algo natural: 

-Esto me pasa por ser como soy. Pero es lo que hay, a mí me encanta como soy; y si no me encanta, me encanta que no me encante. 

Viva tú, piensas. Y decides escribir en tu blog algún texto que se pueda malinterpretar por cualquiera en vez de darte cuenta, Mr. Capullo Inteligente, que la inteligencia es algo que escapa a tu alcance. Pero. 


domingo, 3 de enero de 2016

REVIEW: LO QUE ESCUCHÉ EN 2015

Vivimos en la Era del Single. La música es comida rápida. 

Es prácticamente imposible seguir la pista a todos los lanzamientos musicales que se hacen a lo largo del año, aunque nos ciñamos a un único género -el rap, en este caso-. La música se está convirtiendo en un producto de usar y tirar: trabajos nuevos se publican semanalmente, de forma que la vida útil de cada uno se reduce a unos pocos días antes de ser sustituido por otro. Lo bueno de esto, de cara a nosotros -llamémonos consumidores- es que el catálogo es interminable y podemos picar un poquito de todos los platos. 

Lo malo es que la carta de ese inmenso menú está redactada por las grandes distribuidoras digitales como iTunes, Spotify, y un largo etcétera, que nos muestran lo que a ellos les interesa que comamos. O escuchemos. O consumamos. El resultado: la inercia a ir de single en single, a no profundizar en los trabajos a los que pertenecen, y a no saber de la existencia de otros muchos que pasan desapercibidos. Aun sabiendo que yo estoy dentro de este circo por razones obvias, me declaro en contra de esta forma de ver la música. A mí nadie me dice qué escuchar, ni durante cuánto tiempo debo escucharlo. 

Por todo esto quiero contaros la música que he estado escuchando durante este año, concretamente centrándome en el género del rap. Tengo que matizar que todo lo que vais a leer a continuación es 100% subjetivo, sujeto a mi opinión y nada más, de forma que os invito a escuchar todos los trabajos de los que he bebido este año para que comparéis vosotros mismos, y en definitiva, ejerzáis el rol de oyentes y no de vegetales que escuchan la lista de hits de Spotify porque te lo dice el anuncio de turno.


TOP 5 DE SPANISH RAP EN 2015

Me parece imposible poder hacer una lista de valoración de todos los trabajos de rap patrio que han salido este año, y más de forma objetiva. Por eso he decidido hacer esta selección de 5 discos basándome en esta premisa: si sólo pudiera quedarme con 5 discos de rap nacional publicados en 2015, ¿cuales serían?

1.- Parker, de Jotandjota. El único disco que pongo por encima del resto. Los otros cuatro no los pongo en orden de preferencia, pero para mí este tiene el oro. La simbiosis 'Jota+Khaibeat', con Dj Rune y Surce también tirándolas a la escuadra hace que musicalmente sea de los discos más completos, sólidos y vanguardistas del rap español. Con ese aroma a USA -las influencias de Kanye y Drake en Jota son patentes- pero con el sabor que nos introdujo en Sincericidio, J.J. Parker ha hecho un disco tan infravalorado como trascendente. "En diez años dirán 'tú molabas', como a los Solo." No podría estar más de acuerdo, Jota.

2.- 78, de Tote King. Tote es uno de mis raperos fetiches, y es imposible que este disco no esté entre mis favoritos. De todos los de este año es con el que más me identifico en lo que expresa. Andalucía sigue siendo la proa del buque: de nuevo encontramos en la producción a Dj Rune, Surce, Baghira, Acción Sánchez, Sone, Brainiac... Un disco dinámico, con Tote en plena forma bajo mi punto de vista, valiente y ácido, en pleno efecto. Esto es lo que me ha hecho disfrutar como un enano de 78. El rey es el Rey.

3.- Avant Garde, de Tutto Vale, Sule B y Alberto Rock. Las producciones de este último sumadas a las líricas de Tutto y Saúl forman una tríada perfecta. Un trabajo que se hace corto, con las Vanguardias y todas sus concepciones como premisas a lo largo de 9 tracks diferentes, atrevidos y jodidamente bien edificados. Es una clase de historia, de arte y de música conjugadas magistralmente, en un trabajo que nadie -N A D I E- ha hecho antes en este país. "No es un riesgo, y si lo es, lo asumimos; avant garde." Pues avancen.

4.- Superhumano, de Capaz y Hozone. El retorno de uno de los peces más gordos del rap español, Capaz Fernández, que viene de nuevo acompañado de Jorge Big Hozone. La ecuación funciona, ya lo vimos en Último Cigarro, pero el mérito de Superhumano está en que hace de forma completamente diferente algo que ya habíamos visto y que nos volvió locos en su día -"pan caliente, pan caliente!!"-. Capaz se reinventa en tracks con humor, crítica, flow y "pelotas gordas como pompas", Hozone nos lo sirve crujiente a lo largo de 80 minutazos. Puedes leer el análisis del disco aquí.

5.- Melancholia, de Piezas y Jayder. Es un trabajo que aparentemente podría pasar por "un disco de rap más", por la estructura basada en estrofas largas, beats sampleados y canciones machaca cuellos. Pero nada más lejos de la realidad. Las líricas que Piezas guisa en el fuego instrumental de Jayder son de las mejores -por no decir las mejores- del año. Es una frasaza detrás de otra, sin tregua, y llega un punto en el que me pregunto "¿cómo cojones puede haber tantas punchlines juntas? En todo el disco habrá tres rimas contadas que no te hagan pensar que estás escuchando buena literatura. Jayder pone lo que cada vez considero más importante en un LP: los matices, que nos transportan a una atmósfera oscura, urbana, tan ámarga como melancólica. "Háblale a tus ojos del viento, o pensarán que el molino se está moviendo solo". Son cuatro pulmones murcianos los que hacen que el molino que es Melancholia se convierta en gigante.



Sin embargo, ceñirnos a estos cinco discos sería menospreciar la inmensa calidad que atesoran otros trabajos que he degustado este año.

Hemos hablado de Andalucía, Murcia y Madrid, pero en Zaragoza también se ha cocinado alta gastronomía. El don de escuchar de El Momo es uno de los trabajos mejor estructurados, polifacéticos y virtuosos de este 2015. Dos, de Lex Luthorz -la crème de la crème, uno de los productores más activos en los últimos años- y Pseudónimo es de inevitable disfrute, y Bajo el rayo que no cesa, de Sharif, supone la vuelta de uno de los hijos pródigos del rap más poético. Sin embargo, este último disco no ha frecuentado tanto mis auriculares en comparación con otros de esta lista (aunque con pocas canciones he disfrutado tanto como con Cantar y Coser).
Y por supuesto, no podemos olvidarnos del regreso de Javier Ibarra en Previo, un entrante del que será su próximo largo con sabor a main course, anhelado, admirado y respetado por todos, sentando cátedra, como es habitual en él. 
A medio camino entre Zaragoza y Madrid nació a principios de año Grey Theory, de Ceerre y Pablo Gareta -inconmensurable en la producción-. Me ha pasado algo parecido que con Sharif: no lo he escuchado tantas veces como otros trabajos, bien por tiempo, bien por estar centrado en otros discos, lo cual no quita que sea de los trabajos más destacados del año.

Centrándonos de nuevo en la capital, destaco otro disco que parece haber pasado desapercibido en la vorágine de lanzamientos: Mindfuck. El de Mediyama lo pongo a la altura del top; es un sonido distinto, muy cuidado, que forma un LP que he disfrutado hasta la saciedad. La versión en directo de Nebulosa ha conseguido llenarme los ojos de lágrimas. Un disco de 10 de un artista de 11. También me ha encantado el EP que han publicado Supernafamacho, Duddi Wallace, Mucho Mu y Fosi Blanco: Creamwarehouse. Mucho nivel y muchas tablas. 

Por otro lado, algo que me ha cambiado mucho la visión del rap y la música urbana en general ha sido el trabajo que ha hecho el productor Adrian Groves. Smileysyrup, con Tiscas, L. Marqués, Eleazeta y H. Roto me parece una pasada, un atrevimiento maravilloso con una ejecución impecable. Su precedente es Russian Roulette, donde Eleazeta es el abanderado principal, en un trabajo que me ha roto todos los esquemas. Groves ha sido de los productores más activos del año, y para mí una fuente de inspiración y de aire fresco. Parte de la culpa de esto también la tiene Samuel O'Kane, cantante de Barcelona que tira más al RnB, y que me ha flipado desde que le escuché por primera vez. Cuando se juntan los dos despachan como reyes. 

Este año también ha estado presente Ikki. Su disco Ikki is back lo he escuchado unas cuantas veces, por mucho que se le hayan echado al cuello con él. El productor ha estado en primera línea de fuego durante la segunda mitad del año participando, al igual que Groves, en uno de los discos más destacados del año en todos los aspectos: Martes 13 de Natos y Waor. 
Con él es con el que he empezado a escucharles en serio por primera vez, y a disfrutar de su música. Se han puesto serios con su discurso poco serio, lo que da como resultado una bomba, para qué vamos a negarlo. Fuera prejuicios, si no ha entrado en el top 5 es por mis preferencias subjetivas a los que sí lo han hecho, no por falta de calidad. 
De la mano de estos dos siempre ha venido un tío que hoy por hoy está brillando por sí mismo: Recycled J. A base de inéditos y videoclips me ha tenido todo el año dando cera a sus canciones. Nuevo, fresco, imparable. Hablando de evoluciones y nuevos alter-egos, no puedo dejar de hablar del EP 10/15, de C. Tangana. Es espectacular cómo fluye en las instrumentales de Drake y como dibuja sobre ellas sus líricas. El trabajo es una maravilla con sonido yankee, declaración de amor y beef incluidos. Puchito "la ha matado", literalmente.

Tirando a la "east coast", El Mártir de Charly Efe y Loren D me ha gustado mucho, aunque no lo he escuchado tanto como sus trabajos anteriores;. A través de mí, de Nach, me parece imposible no disfrutarlo si eres su seguidor -cosa que soy de forma rotunda y absoluta-. Otro nombre muy a tener en cuenta en meses venideros es Santiuve. Sus colaboraciones en muchos de los discos que hemos mencionado ya son TOP, aunque Todos somos Santiuve no he llegado a escucharlo todavía (cosa que espero solucionar pronto).

Más artistas a los que he dado cera y que me dejo en el tintero: Endikah y Sceno con su Utopía, Cres y Lio con Our Way, los inéditos que ha ido publicando Paul Paradox, los innumerables trabajos que han publicado los miembros de La Bohéme -en especial Love and Ice Cream-, Rozando el Núcleo de Larah Fémina y Sator Sánchez -de mis favoritos este año- y Random de Desplante en la recta final de 2015. Quiero mencionar también un trabajazo al que no he podido sacar todo el jugo que atesora por falta de tiempo: La jaula de oro, de Foyone; espero dedicarle las escuchas que merece en estos meses venideros.

Termino hablando de dos trabajos que han salido de las Islas Canarias y que me han maravillado de principio a fin. Uno es de los raperos más en forma del año: Crisálida de Nestakilla. El FLOW -en mayúsculas- de este tío es de otro planeta y ha maravillado a toda la escena nacional. También iría para el top sin duda. Pero el que creo que merece una mención de honor -y que también ha pasado desapercibido, para variar- es Líquida de Nirban. El canario ha hecho un trabajo impregnado de líricas retorcidas, absolutamente brillantes, aderezadas con su particular estilo. Creo que es imposible no revolverte por dentro al escucharlo; cualquier persona que aprecie la buena poesía en cualquiera de sus formas lo disfrutará como un enano. Brillante como mínimo. 


RAP EN LOS STATES.

Beauty behind the madness, de The Weeknd, probablemente sea con toda seguridad -y con permiso de grupos como Iron Maiden- el mejor disco de este año a todos los niveles. Poco que decir de este tío al que han llegado a llamar "el nuevo Michael Jackson". Es imposible escapar de él. 

Al nuevo de Drake, If you're reading this it's too late, me ha costado pillarle el punto y aguantarlo del tirón, pero me ha acabado enganchando inevitablemente. La mixtape que ha sacado con Future -What a time to be alive- apenas la he tocado, y el disco de este último, DS 2,me ha cansado a la mitad, demasiado repetitivo a pesar de que es uno de los trabajos yankis más sólidos del año. 

A Drake y The Weeknd sumo el discazo de When it's dark out, de G Eazy. La estética oscura que veíamos en forma de pequeños trazos en su trabajo anterior se convierte en el pilar de este, con una primera media hora de auténtica locura y un final algo más flojo. G0:0D AM, de Mac Miller -de quien he catado toda su discografía desde Blue Slide Park- es otro disco ignorado por los ránkings del año. Sin llegar a ser ninguna obra maestra, la evolución de Miller en este disco con su estilo tan característico me ha hecho pensar que es un trabajo a tener en cuenta y que me ha hecho disfrutarlo mucho. 

Cómo no hablar de Compton, el regreso de Dr. Dre. El disco tiene auténticos temazos -Deep Water, con Lamar, de los mejores del año- y algunos algo más flojetes, pero la firma de Dre en el sonido es tan tocha que todo el que haya disfrutado con el rap de los 2000's de USA (Eminem o Forget about Dre) va a gozarlo mucho y muy bien al escucharlo. Es mainstream en toda regla, a mí me ha encantao´. Otro que me ha maravillado: The incredible true story de Logic. Flow espectacular, de auténtico escándalo, soberbio para la juventud que tiene el chaval, aunque me quedan unas cuantas escuchas para poder analizarlo al 100%.

Termino hablando de Dreams worth more than money, de Meek Mill, un disco con algunos cortes muy gordos pero que por momentos me parece más de lo mismo (después del beef que tuvo con Drake, Mill va a tener que demostrar algo más si quiere seguir vivo in da game), y la guinda del pastel, el que muchos no dudan en calificar como uno de los mejores discos de rap de este siglo: To Pimp a butterfly de Kendrick Lamar.

Voy por partes. Yo con el disco lo he flipado de principio a fin, aunque es verdad que es uno de esos trabajos que amas o aborreces de cabo a rabo. Algunos dicen que está sobrevalorado, y yo lo cierto es que no me atrevo a discutir ni a refutar esa afirmación. Lo que es innegable es que Kendrick está consiguiendo fusionar el sonido clásico de la música negra con el hip hop y rnb más actuales, y lo está haciendo de una forma que nadie más ha conseguido -y que ha provocado, de facto y con motivos, que se le eleve al más alto olimpo raperil-. Lamar me parece una figura trascendental para el hip hop en estos años, y probablemente seamos más conscientes de ello cuando veamos esta época con algo más de perspectiva dentro de un tiempo. En estilo, talento, trascendencia, y calidad de su obra, si alguien puede quitarle el oro al disco de The Weeknd, al de Adele, al de Maroon V o al de Iron Maiden, es este tío -puede que también Alejandro Sanz con su SiropVALE YA PARO-.

En otras palabras, de 2015 en USA me quedo con Beauty behind the madness, To pimp a butterfly, If you´re reading this it´s too late, When it´s dark out The incredible true story. 


To sum up, este ha sido mi año en lo que a los trabajos de rap se refiere, y no entro en otros géneros porque si no no acabo nunca. Es obvio que me he dejado nombres y trabajos por el camino (a The Documentary 2.0, de The Game y a ALLA de ASAP Rocky tengo que escucharlos más para poder decir nada de ellos, apenas los he tocado, y Rodeo de Travis Scott lo tengo pendiente) pero siempre intento abarcar como oyente el máximo de trabajos posibles y contrastarlos con la trayectoria de cada artista. Lo mío es una búsqueda constante de trabajos que me transporten, me hagan disfrutar y me cambien la forma de ver la música, y 2015 ha estado lleno de ellos. Si os interesa el género, os invito a que profundicéis en los nombres que he dado.  

PD: Purpose de Justin Bieber = discazo. Drones de Muse me ha dejado frío, más de lo mismo, aunque con cosas guays (por algo me han gustado desde siempre).