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Mi Cuento es el último trabajo de Pablo Lapeña.  Es una historia de viajeros y bosques, de dragones; es la historia de una travesía. Un rela...

sábado, 23 de mayo de 2015

DETRÁS DE MI CUENTO 2/2

Continúo la entrada anterior: curiosidades y todo el proceso de grabación de Mi Cuento.

9.- Sangre rota (La séptima cerveza por Carlos Escobero) (prod. Nerviozzo)

Sangre Rota es tan antigua como Bella. El título es un homenaje a un poema de Lorca, El amor duerme. Uno de los poemas de amor más bonitos que he leído nunca. Al igual que esta canción, su último verso es “oye mi sangre rota en los violines”. Mi primer concierto, el 19 de marzo de 2013,  lo abrí con esta canción. Es una introducción perfecta que te sumerge en la atmósfera de Barroco.
En un principio no era Carlos el que iba a recitar el poema que abre Barroco, pero después de que mi primera opción fallara, decidí encargárselo a él. Al final todo queda en familia, y ese “aún me cuesta no pensar en la caída” me revuelve por dentro. Fue Edu (SKL69) el que le puso la hoguera de fondo. Como si fuese una historia contada a la luz de la lumbre. Como si Renacimiento quedara atrás, y del fuego surgiera Barroco. Es el giro perfecto para el disco, bajo mi punto de vista.

Carlos Escobero grabando su poema en Triple A Estudios.


10.- La piedra roseta (prod. Triple A)

Con esta canción empiezan las frikadas de este disco. Una canción de seis minutos y medio, con una sola parrafada, casi un minuto de scratch y un estribillo al final. Esta letra también es de las primeras que escribí, pero no conseguía adaptarla a ninguna base. Probé haciendo previos con varias, escribiendo distintos estribillos y finales, e incluso le cambié el título varias veces. Pero no me funcionaban, no veía que el tema tuviera un sentido en la maqueta. 
Un día, Triple A me pasó un video de promo de su estudio. El beat que sonaba de fondo me maravilló, y resultó ser suyo. Me di cuenta de que era lo que estaba buscando. El estribillo que quería salió sin apenas esfuerzo y el final de la canción tampoco me costó sacarlo. Me atreví incluso a pinchar a Hate en mitad del tema. Lo que me pedía la canción a gritos era un scratch, de estos de toda la vida, que te hicieran mover el cuello sólo con escucharlo pero que no fuera el típico “once again is back the incredible” o la típica frase de Juan Solo o de Kase. 
El resultado me parece tan novedoso como simple. Finalmente, la canción se quedó con La piedra roseta como título; le quise dar el concepto de herramienta que descifrara las ruinas de mi cabeza, igual que la piedra roseta sirvió para traducir a partir del griego los jeroglíficos egipcios. “Aprender es profundizar en la fosa abisal donde descubrirás a quién quieres tener al lado”. Es una de las frases más ciertas que he parido.

11.- Flow (prod. aiSHO)

Si os soy sincero, no llegué a encontrar un  título que me convenciera para esta canción, así que se quedó con el título que aiSHO le puso a la instrumental. Creo que la letra habla por sí sola. Es un resumen de todas las actitudes, las hipocresías y los aciertos que veo en el mundillo del rap. Lanzo algún homenaje a gente como Tote, Kase, Chojín (“lo tengo claro, no es para tanto, he llegado a lo mismo que otros miles de chavales en miles de barrios”), Lechowski, Arkano o La Bohème. Resumiría la canción con la palabra “respeto”. Creo que hay que saber guardar respeto a los que se lo merecen, cosa poco habitual en el rap, y mucho menos en el underground. Veo mucho peliculeo y poca gente consecuente con su trabajo. Quería demostrar en la canción que sí que soy consecuente con mi rap y mi actitud, y además reconocer a aquellos que bajo mi punto vista, también lo son.

12.- La galería de los susurros (Tríada) (prod. Neo y SKL69)

Ida de olla total. Fue la última canción que salió para el disco, y en consecuencia quise echar el resto con ella. Necesitaba una canción para Barroco que tuviera gancho, que fuera un ladrillo igual que Mi cuento o El barco de Bastian lo son para Renacimiento, y además, soltar unas cuantas cosas para acabar el disco que no sabía exactamente cuáles tenían que ser. Sólo sabía que me estaba quedando con cosas en el tintero y que no encontraba ninguna instrumental que pudiera darles forma. Así que como no encontraba ninguna, me puse a hacerla yo. Esa percusión y esos sintes eran exactamente lo que estaba buscando. Cuando la parte instrumental estaba prácticamente acabada, ya sabía más o menos cómo iba a enfocar el tema. 
Quería retomar una vieja idea: hacer en una misma canción tres estrofas con temática totalmente distinta. De ese modo podía, por un lado, rendir los homenajes que me faltaban (el Hombreviento, Tutto Vale, Capaz en alguna estructura y algún otro autor), jugar con líneas con más mala leche y con ego-trip, y sobretodo el experimento final del disco: una parrafada soltando referencias de Historia Antigua que nadie entendiera, al más puro estilo de Miguel Ángel Soler (Sicario de HP Squad). Como digo, “inaugurar el rap político de la Edad Antigua”. Edu se encargó de meter unos arreglos con un sinte y un bajo, además de mezclar todas las pistas. Hasta ahí todo bien. Pero, ¿qué pasaría si pudiera llevar la canción a una nueva concepción? Tardé muy poco en completar mi paja mental, y lo hice con el estribillo. 
La concepción era la de una galería, una galería que fuera despertando poco a poco, de tal forma que “los susurros se volvieran gritos”. Que cada estrofa representara cada una de las bellas artes: arquitectura, escultura y pintura, y que se juntaran en una sola “galería” que cobrara vida en una tríada, de forma que “el mármol despertara” (escultura), que “la piedra temblara” (arquitectura) y que “la pintura hablara”. En realidad, uno de los conceptos básicos del Barroco es la unión de la arquitectura, la escultura y la pintura en un mismo conjunto artístico. Además, tenía claro por otro lado que quería hacer unos scratches con frases de Frank T. Me encontré escuchando sus discos con que él había rimado hace 16 años cosas que yo he pensado hace 16 días, necesitaba rendirle un pequeño homenaje. Y decidí dárselo. Triple A consiguió darles un aspecto bastante decente. 
Así que, en definitiva, esta canción es el estandarte para Barroco que buscaba.

13.- El escritor del mundo en el espejo (prod. Khaibeat)

Pocas bases me parecen más cachondas que ésta producida por Khaibeat. En realidad, la letra es bastante anterior a que diera con la base, pero encajaron a la perfección. Una canción cachonda, ácida, con sentido del humor (igual que Flow, muy en su honda). Todo entra en el concepto de Barroco: experimentar, jugar y probar con registros nuevos. Le quise dar el enfoque de un escritor (yo mismo) que pone a parir todo lo que ve a través de una ventana. Hasta que se da cuenta de que esa ventana es un espejo, de forma que critica a todo lo que le envuelve (en lo que a tópicos y convencionalismos se refiere, claro). De ahí el título de la canción. La última parrafada de la canción, en la que me tiro como cuatro estrofas sin coger aire, es de las que más orgulloso estoy del disco. La idea era rapear y que la gente no pudiera evitar exclamar un “Oh my godness!!!!”. Fuck yeah.

14.- Mayoría de Edad (prod. aiSHO)

Foto de la sesión de grabación en One Law Studios,
de donde salieron Mayoría de edad, Sangre rota
y El Viajero y el Bosque.
En un principio no contaba con hacer esta canción, pero qué necesaria era. La base de aiSHO me dio la confianza y el respaldo necesarios para hacerla. Todo lo que narro en la canción es real, basado en la experiencia, como siempre. La admiración hacia mi padre, los conciertos, todo ese rollo de confesión y de nuevo de ser consecuente con tu curro. Todo aderezado con un tinte más poético en el estribillo. Íntima. Por eso es tan necesaria.

15.- Érase una vez. (prod. Khaibeat)

“No hay mejor final que un principio”. Habré repetido hasta la saciedad que esta maqueta es una historia, un viaje. Pues bien, qué mejor forma de acabarlo que con el mayor viaje de todos, con la Historia de todas las historias. Además, como estudiante de la carrera de Historia que soy, lo tenía a huevo. Tengo debilidad por los temas mastodónticos, lo admito. Y obviamente era un desafío, el desafío de hacer un tema de 10 minutos y no de 20. Aun así, y aunque procuré contrastar y comprobar cada dato que rapeo, sí que hay algunos gazapos en la canción. Por ejemplo, digo “las cruzadas de Ricardo”, cuando Ricardo Corazón de León sólo participó en la tercera. Son pequeños fallos debidos más a desconocimiento que a otra cosa, escribir esa canción en condiciones me llevaría los cuatro años de mi carrera. Pero creo que la idea se capta: la historia de los hombres, la Historia de todas las historias, la interminable. El mayor Érase una vez que jamás habrá.


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