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Mi Cuento es el último trabajo de Pablo Lapeña.  Es una historia de viajeros y bosques, de dragones; es la historia de una travesía. Un rela...

domingo, 29 de noviembre de 2015

PUNTOS CARDINALES

He vuelto a soñarte,
y todo pasó muy deprisa;
fue despertar 
y desaparecer, 
pues al parecer
habité en tu risa 
-Y en la risa no puedes vivir
-me dijo al instante tu piel gélida,
por eso hoy habito en mi Hélade,
llévame al Oeste de tu histeria.

Quiero ser parte de tu historia,
ya reviví bajo tumbas sumerias,
en guerras varias, 
vana mi gloria,
llora mi embolia
en la noria
de tus periferias 
prefiero un empate
a una victoria
si el debate
sobre tus piernas 
acaba en el Sur de tu nariz
y empieza en el Norte de tus medias.

Aquel día estaba gris, 
la lluvia me encanta, me cantaba
me hablaba
de ti, 
me contaba
que en aquel instante bostezabas;
y fui a buscarte, y te encontré 
te encontré en lo que era un hecho, 
pobre de mí,
bajo las costillas:
en el este de mi pecho. 

(Y llegar)
Al sur de tu nariz,
al norte de tus piernas,
al oeste de tu histeria,
(y encontrarte)
en el este de mi pecho. 

Busqué en el silencio 
lo que tu lencería
me prohibió,
mientras mi voz me comía por dentro,
en aquel poema que resultó un crisol
de esperas al timbre del teléfono.

Dejé de intentar
ahogarme en el mar donde naufragó
todo lo que quise por instinto,
en aquel final que ni siquiera empezó,
tu sonrisa era un p
                           r
                           e
                           c
                           i
                           p
                           i
                           c
                           i
                           o


...y me dejé caer.

sábado, 21 de noviembre de 2015

THE INCREDIBLES C & H

 SUPERHUMANO, DE CAPAZ Y HOZONE.

A la hora de escribir este tipo de reseñas -por llamarlas de algún modo- me doy cuenta de lo difícil que es plasmar el contenido de una determinada obra de forma justa. Cuanto mejor es, más difícil me resulta reflejar toda la intención y el esfuerzo de sus creadores. Bendita dificultad para hacer justicia al arte. No cabía esperar menos a la hora de reseñar un disco de estos dos iconos: Capaz Fernández y Jorge Big Hozone. Superhumano es su nueva criatura.

A pesar de que en la propia introducción Capaz nos dice que no comparemos este disco con los anteriores, a mí me encanta mirar a las obras con perspectiva. Igual que el artista tiene determinados deberes para con su público, nosotros como público también tenemos obligaciones con el artista que escuchamos: debemos valorar la obra por sus méritos propios, pero también ponerla en contraste con las anteriores. Para mí, esta es la diferencia entre fanáticos y público con criterio. 

Aquí es donde la cosa se complica, porque nos encontramos con que la anterior referencia de este dúo es una de las mejores bestias que ha parido el rap patrio: Último Cigarro. ¿Qué se puede ofrecer después de un disco como ese? Después de haber escuchado Superhumano de cabo a rabo, la respuesta es irónicamente simple: a ellos mismos. Capaz y Hozone nos dan más de Capaz y Hozone. Lo excepcional es la manera en la que lo hacen. 

Si en Último Cigarro Capaz y Hozone crean una atmósfera épica y casi oscura en la mayoría de los tracks, donde el malagueño deja manifiesta una supremacía jodidamente adictiva en estructuras, rimas y flows, en Superhumano la concepción es completamente distinta. El propio Rafael nos lo cuenta en su web: del ego se pasa a la introspección. La imagen que percibo es la de un Capaz que refleja en las canciones el conocimiento que tiene sobre sí mismo, pero que obviamente no se queda ahí. Las críticas salvajes que hace al panorama del hip hop (Lemmings, Freak), a determinadas conductas (A La Mierda Tdo@s, Quieres Vivir) y a la sociedad en general (Andy Warhol) le dan una acidez al disco marca de la casa. Es un carácter crítico a todos los niveles, incluso con uno mismo –Os Comprendo es un alarde de autocrítica en toda regla-. Un ataque a la envidia, al egoísmo humano y nuestras facetas más retorcidas socialmente hablando. 

A todo eso se suma el ego, ese fruto exprimido a la perfección desde los primeros discos de Hablando en Plata y que tanto nos gusta. Hozone pone la mecha y Capaz el fuego, de forma que encontramos auténticas bombas como son C.A.P.A.Z, Acción Reacción, No Soy o Cojones Enormes (Jorge y Rafa, en el dudoso caso de que esto llegue a vuestros ojos, leed aquí que os maldigo por acabar la canción de esa forma, nos dejáis a medias, la miel en los labios, cabronazos). El ingrediente que me saca la sonrisa sádica con el disco es el humor que tienen muchas canciones. El eructo de No Es Para Ti o canciones como Balada del Hater o Cereales… Puede parecer una gilipollez pero a mí esos detalles son los que me hacen disfrutar los temas al 200%. 
Por supuesto, también encontramos la faceta épica de la que ya hemos hablado, pero de forma diferente. Aquí es donde tenemos que hablar de otro factor importante del disco: el riesgo; un riesgo que le da muchísimo dinamismo. El filtro de voz de Envidia sumado a la colaboración de Sick Jacken, la atmósfera de western que tiene Nunca Más, lo íntimo de Sin Aditivos, el pedazo estribillo que hace Damon Robinson en Mil Ojos –tema también tratado en Último Cigarro-, el “niño interior” de A Cuánto Renuncié…
Otro aspecto que quiero resaltar, y que de nuevo supone un aumento de ese dinamismo, son los estribillos de algunas canciones. Canciones como Lemmingz, Nunca Más, Balada del Hater u Os Comprendo tienen un punto álgido en los estribillos, más melódicos y gordos –esa es la palabra- que nunca. Para mí son un escombro más fruto del paso de un Capaz desbocado, en todo su esplendor. 

Todas estas gotas de la lluvia que son los versos de Rafa germinan en las instrumentales de Hozone. Esto merece un párrafo aparte. La genial web de Hip Hop Actual lo llamaba el otro día “el Dr. Dre español”, y no podría estar más de acuerdo. Los discos que ha producido este hombre han exprimido lo máximo de sus artistas. Me explico. Tote hace el que muchos consideran su mejor disco (o al menos el disco con el que se consolidó como titán del rap español) con Hozone en Un Tipo Cualquiera. Shotta hace lo propio con Sangre. Hablando de Plata se culmina como grupo con Libertad/Hambre, y Capaz y Último Cigarro no es una excepción. Que el denominador común de estos discos –que contando a Superhumano abarcan un periodo de prácticamente 10 años- sea Big Hozone no es casualidad. 

Cada uno de los tracks de Superhumano huele al gusto que tiene Jorge por los samples, y a los usos magistrales de hace de ellos. Llega un punto en el que no distingo lo sampleado de lo tocado orgánicamente. Desde los sonidos más yankees de la Intro, a sonidos más crujientes, clásicos, o incluso ganstas al más estilo 90´s (Cojones Enormes, de nuevo). 

Superhumano tiene una profundidad con pocos precedentes. Podría poner alguna cita del disco, pero es que no creo que merezca la pena. El placer de estos trabajos es que se necesitan muchísimas escuchas para sacarles todo el jugo. Es curioso que un artista con tantos años de trayectoria como Capaz continúe explotándose a sí mismo al máximo a estas alturas. Algo parecido me pasó al escuchar lo último de SFDK, salvando las distancias. Yo a eso lo llamo hambre, ganas de seguir repartiendo leña y de huir de lo común, de lo fácil y de los rentistas.

El resultado es un disco tan simple como complejo, tan extenso como dinámico, tan innovador como clásico. No es que sea simbiosis productor-mc, es ventilarse la jodida cadena alimenticia en modo cooperativo. Es el rap de siempre hecho como nunca.


Las seis portadas de Superhumano. La del gorila es mi favorita.

sábado, 14 de noviembre de 2015

UNTITLED

Normalmente, el héroe consigue parar los pies al malo. Spidey suele parar a Octopus, Batman al Joker, Bond a Blofeld. La masacre se evita, el genocidio se queda en "casi, pero no". Aunque no siempre en las historias se evita el dolor, es cierto. Nadie puede evitar que el Duende mate a Gwen Stacy, ni que Jason Todd sea asesinado. Ese dolor es parte de la historia, tanto como lo son el bueno y el malo. 

El problema es que nuestra historia, la realidad, tiene otro tipo de dolor. Su origen no es muy distinto: la pérdida. El sinsentido, la crueldad gratuita, los inocentes. Pero el dolor que estamos acostumbrados a leer en la ficción es completamente distinto al que hay en la vida real. El número de víctimas de los ataques de ayer en París me formó un nudo en el estómago -y a quién no, pensaréis-, y el hecho de que algo así haya sucedido hace que todos nos estemos preguntando hoy "¿qué está pasando?". 

En mi caso, el nudo no lo aprieta el saber que todos los gobernantes que están condenando el atentado sean los mismos que lo han provocado vendiendo armas. Tampoco el hecho de que la religión islámica se enfrente de nuevo a todo tipo de descalificaciones generalizadas, o que incluso se llegue a culpar a los refugiados. No, no es nada de eso. Lo que verdaderamente me duele es saber a ciencia cierta que esto no funciona como en las historias. Aquí no hay un héroe que vaya a derrotar a un malvado. No hay argumento, no hay guión. Aquí no hay ni buenos ni malos que giran uno en torno al otro en una trama con final trágico o feliz. 

Aquí están los que firman un papel, los que aprietan un gatillo y los que reciben el balazo. También los que se "vuelcan" por las RRSS en una solidaridad barata hipócrita, los que se pasan la noche en vela llamando por teléfono a las embajadas, los que deciden no leer sobre el tema simplemente por ahorrarse el mal trago, y los que escribimos sobre ello buscando responder esa eterna pregunta..."¿Qué está pasando?".

Resulta que no es un giro inesperado en la trama. No es el momento en el que el malo vence al bueno, ni en el que el bueno vence al malo, ni nada. Lo que pasó ayer -y lo que pasa a diario fuera de Europa- es simplemente dolor. Un dolor que ya forma parte de nosotros... y de nuestra historia. Y siempre lo ha hecho. 

Mierda. 

lunes, 9 de noviembre de 2015

METAMORFOSIS

I

Deja que te cuente lo que Ovidio ya escribió
Quise despertarme, y me transformé en un latido
Quise verte despertar, y me transformé en el Sol
Y en polvo para leer  antiguos pergaminos

Una mujer me conquista
cuando al pensar en ella me entran ganas de escribir
y cuando la veo me entran ganas de dejarlo;
porque no hay verso que atrape su sonrisa,
igual que hay marcos que no albergan la belleza de sus cuadros.

Quise ser el mapa de tu alma, y fui poesía,
perderme en tus ojos, y fui un cielo sin estrellas.
Huir de la agonía,
y me volví melodía
revolví la luz del día
para encontrar a tu voz bailando con ella.

Me transformé en raíz para quebrar el asfalto,
y en rama para llegar a lo alto, y arriba
planeé
planear
 y fui la lágrima de un árbol,
la hoja que beso el suelo con suavidad.
Me transformé en puente para abrazar al río
y después en tu abrazo para ser el mejor refugio,
Me transformé en escritor,
para exorcisar mi terror,
para poder ser dios creador en solo un papel en sucio.

Me transformé en estantería para crujir de placer
mi madera envejecida bajo el peso de los libros,
fui una estrella fugaz para escuchar tus deseos
Y después un epílogo, para verlos cumplidos.


II

Deja que te enseñe lo que Kafka ya creó,
y aguanta,
fui una voz sin garganta,
un sueño sin soñador.

Quise ser inmune y me volví de hielo,
pero al ver el cielo
me cambié, volé en un vuelo
sin motor.

Y fui un ave, volé sin rumbo,
te eché de menos, un segundo
del reloj se transformó en un primero,
y ante mi anhelo,
me transformé en un lobo, y ahora lloro
a tu sonrisa blanca reina del cielo nocturno.

Recorrí las estepas, y las sabanas;
un ascua de lluvia,
una gota de llama,
y deseé invitarte al baile
de tu vaivén
leerte en braile y

<ZAP!>

me transformé en tus sábanas.

Esto es morirse de frío al metamorfo-searte
Aparte,
me transformé en Velázquez,
para pintarte,
mirarme en el espejo
y ver reflejados en él los ojos del arte:
ver a un dios completo.

III

Y quise amar

y me volví un personaje sin creador,
un libro sin final,
un Laocoontesin dolor.
Fui las lágrimas del (ánima)dor,
del violín aviador,
un david marmóreo sin escultor.

Y lloré un mar

como el Sol llora sus rayos en verano;
fui la cámara
que atrapa tu belleza en primer plano
Fui el águila sin lápida,
Adán extendiendo la mano,
fui la tristeza
de un “es mejor que no nos veamos”;

de un “te quiero” seguido de un “pero”,
“Eres especial… pero…”
“Me tratas genial…pero…”

Fui cenicero lleno
y corazón vacío,
frío de enero,
hierro fundido
y confundido
por su amor hacia el fuego.

Metamorfosis de un lacayo que quiso ser guardián,
Metamorfosis de un principio que quiso ser final,
por el amor de la tierra hacia el mar,
del bien hacia el mal,

me transformé en la muerte
y la obligué a resucitar.

un recuerdo olvidado,
un olvido en invierno,
y vi en el viento que un “miento”
puede ser eterno y el bien no.

Quise dejar el mundo material
y me transformé en ti, en el oyente de un verso,
en un verso...


...uni-versal.