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jueves, 18 de junio de 2015

VIAJE AL CENTRO DE LA CONCIENCIA

ROZANDO EL NÚCLEO, DE LARAH FÉMINA Y SATOR SÁNCHEZ.

La primera vez que tuve noticias de Larah Fémina fue escuchando La Cuarta Parte, el programa de rtve3. En él, Frank-T presentaba un feat de Larah con el artista Korazón Crudo llamado Elementos. La canción me maravilló al instante, por el estilo de Larah especialmente, y por cómo ambos artistas lograban compenetrarse a la perfección. Tiempo después, me informé más al respecto y descubrí que esa canción pertenecía a un EP llamado Materia. A Materia le sucedió Mantis, un LP lanzado con el sello Nunca Piso Freno. Fue en ese LP donde descubrí a Sator Sánchez, pareja de Larah que colaboraba en el disco. 


¿Quiénes son estos dos artistas? Su propia música los presenta. Tal y como ellos mismos se anuncian, yo los definiría en una frase: “Hip Hop de Castilla.” A todos los niveles. Tanto Larah como Sator han estado metidos de lleno en el movimiento (dicho así parece hasta sectario) surgido en Palencia y alrededores, a pesar de su juventud. Este es uno de los puntos que, bajo mi punto de vista, condiciona a más no poder su música: esa juventud les da una frescura y un desparpajo muy atractivos. Les hace conectar con el público, y sin embargo no les impide tener maquetas por ahí circulando de hace unos cuantos años que podrían considerarse el punto de partida del Hip Hop de la zona castellana.

Currículum aparte, llegamos a Rozando el Núcleo. 

“Estoy colocada, 
está latiendo el corazón, 
estoy pariendo la utopía y la ambición.”

Así empieza este trabajo en el que ambos artistas se unen codo con codo. Si algo ha caracterizado al estilo de Larah Fémina en los últimos años es su predilección por el hip hop más electrónico y cañero. Estilo que ha llevado a los directos de la mano del propio Sator, y de otros productores y dj’s que también participan en este disco y que veremos más adelante. 

Éxtasis, la primera canción del disco, lo representa a la perfección. El motor de Rozando el Núcleo arranca con los versos provocativos de Larah, que hace lo que para mí es una cualidad artística especial: jugar con sus registros, con el oyente y con el ritmo al mismo tiempo, de forma que la parrafada tome un camino ascendente sin perder la musicalidad. Es entonces, cuando el ascenso llega a su cenit, que Sator entra a formar parte del juego. 

A partir de aquí, no hay freno que valga. Nos subimos en la nave y vemos cómo las canciones cobran un sentido nuevo enfocado al directo, más allá de la crítica social y de los rasgos ya mencionados de canciones como La vida en bajada. Es un continuum que evoluciona y que poco a poco va cobrando un tono más íntimo con Al final de la escapada (single del disco) o Dentro del laberinto. 


Larah y Sator pasan de hacer críticas ácidas a las redes y a las actitudes que estamos hartos de ver a hablarnos de la búsqueda de nuestro sitio, de un “lugar dentro del laberinto” que nos descalifica, lejos de “una sociedad dividida a conciencia”. Hasta aquí, la temática no es que sea ninguna novedad en el rap, pero en Rozando el Núcleo funciona, y lo hace muy bien. 

Uno de los motivos de que la simbiosis de estos dos artistas funcione es la impecable factura musical que envuelve cada track. Aquí es necesario hablar de dos productores con mayúsculas: K Tcc Mike Cucumber y Tisho. La mayoría del peso del disco descansa sobre los hombros de estos dos productores, dj's, raperos o como queráis llamarlos. Porque tocan todos los palos, tanto en solitario (Tisho cuenta con su trabajo Del Amor al Audio, publicado también con NPF) como a modo de escuderos del dúo que hoy nos ocupa (imposible no fijarse en la figura de Mike C al escuchar Mantis). 

Sin embargo, su aportación a Rozando el Núcleo no se limita a las instrumentales. Mike participa en la primera colaboración del disco, El Equipo Marciano. En realidad, la canción no deja de ser una crítica (la más ácida, bajo mi humilde punto de vista, es la del párrafo de Larah) pero hecha de un modo original, tanto musical como líricamente. La idea de los alienígenas que llegan a la tierra y se van echando leches de la mierda que encuentran por aquí no es nueva, pero el trío le saca partido en forma de canción bastante cachonda.

Tisho, por su parte, aporta mucha mala leche en Bebiendo en Lata, además de ejercicio de sobra para nuestras nucas. La canción es uno de los puntos fuertes del disco, y Tisho le aporta ese puntito de rabia y de dinamismo que implican las colabos, de forma que el track acaba con cualquier línea monótona y despunta por sí solo. “El poli de tu barrio hace más por tu barrio que tú” o “me gustaría veros cuando acabe todo, cuando pete Internet, la tele y el porno”; son este tipo de frases las que a mí me hacen pensar “No es que tenga razón, es que se la saca en toda la canción”.

Por otro lado, el trabajo tiene mucha más profundidad (nunca mejor dicho) de la que podríamos pensar en un principio. No todo se reduce a ritmos cañeros y críticas. Heroína/Héroe es para mí uno de los tracks más arriesgados del trabajo, principalmente por la ejecución del mismo. La musicalidad que Larah le da al tema en el estribillo y en su párrafo, junto con la producción de Tisho, hace que la canción tenga una factura nada propia de una canción de rap. Para mí esto es muy positivo, y pese al riesgo que conlleva, me parece una bomba en todos los sentidos (“van buscándole-le…” en modo ciclo todo el día!!). 


En El hombre tranquilo, tema personal para Sator como Dentro de Laberinto lo es para Larah, volvemos a encontrar verdades bastante contundentes. Tengo debilidad por la gente que es consecuente con su trabajo, la que tiene los pies en el suelo y es consciente de todo lo que le rodea, sin pajas mentales. Sator demuestra con esta canción que es todas esas cosas. Tanto él como Larah son conscientes de que no van a cambiar el mundo del rap con su música (voy a evitar lanzar tiritos a los que lo piensan de sí mismos), pero eso no les impide ser serios, profesionales y apasionados con su curro. Bajo mi punto de vista, nunca va a sobrar un mensaje así en un disco de rap. 

La función concluye con el tema que da nombre al disco. Es un epílogo, una reafirmación del mensaje central: huir de lo material, llegar al centro, al núcleo de las cosas, lejos de lo superficial. Precioso me parece, por cierto, la parrafada final de Larah, fusionándose por completo con la base. Larah Fémina y Sator Sánchez hacen con este trabajo una señora prospección al núcleo de lo que nos rodea, un viaje al centro de nuestras conciencias con el que podemos protestar y criticar, mover el culo, y sobre todo, disfrutar.

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